La
Revolución en América Latina
Antecedentes
europeos
El siglo XVIII se caracterizó, en
Europa, por la difusión de las nuevas
ideas políticas y económicas que se gestaron en Inglaterra, en Francia y
en Alemania. Los burgueses reclamaban su derecho a participar en el
gobierno y proclamaron los principios
del liberalismo: libertad individual, libertad de expresión, derecho de
propiedad y tolerancia religiosa. Estas nuevas ideas fueron difundidas por un
amplio movimiento intelectual (la Ilustración) que proponía la emancipación del
hombre del Estado absolutista y de la Iglesia. En 1789 inspiraron los
principios de la Revolución Francesa. Ella representó un paradigma y un punto
de referencia para quienes luchaban por la transformación del Orden político y
social, su legado incluyó la Declaración de los Derechos del Hombre, los
códigos legales y la bandera tricolor que proporcionó el modelo para la mayoría
de las banderas de los nuevos Estados-Naciones. A partir del proceso que
desencadena la Revolución, todas las monarquías europeas tuvieron que afrontar
las consecuencias imprevistas y perturbadoras de la democratización, es decir, la
irrupción de las masas en la política. La expansión napoleónica
contribuyó a difundir las ideas liberales por el viejo continente y transformó
profundamente la conciencia política europea; impuso el derecho moderno ya que
eliminó las estructuras feudales e implantó el Código Civil que serviría de
modelo para otras naciones del mundo.
En América
Latina la mayoría de las colonias españolas aprovecharon la dominación
napoleónica en la Península Ibérica para independizarse. El principal enemigo
del Imperio Napoleónico fue Inglaterra, país que no pudo ser invadido por
Napoleón y que le impuso constantes bloqueos navales. Tras la derrota naval de
Trafalgar en 1805 (en la que España era aliada de Francia), Napoleón abandonó
la idea de invasión a Gran Bretaña que había demostrado ser la dueña de los
mares. Pero eligió una nueva estrategia,
una guerra económica que provocó la ruina de la industria británica En
1806, Napoleón decretó el bloqueo continental, y les prohibió a restantes países de Europa comerciar con
Inglaterra. Quienes quebraron este
bloqueo fueron ocupados por las tropas napoleónicas( Portugal en 1807). De este
modo, Napoléon cerró todos los puertos europeos a las manufacturas inglesas. Gran Bretaña, por su parte,
respondió con la apropiación de colonias que pertenecían a los aliados de
Francia.
Las
invasiones inglesas al Río de la Plata
En 1806 el
dominio español recibe su primer gran golpe en la capital del Virreinato del
Río de la Plata. Una reducida fuerza británica (1.600 hombres) conquista el
fuerte de Buenos Aires y alza la bandera inglesa. El general Beresford se transforma en el nuevo
gobernador por 48 días. La noticia de la captura de Buenos fue publicada en el
diario Times de Londres. Algunos funcionarios y comerciantes locales recibieron
con beneplácito la ocupación británica,
apoyaron su decisión de romper el monopolio español, estipulando el libre
comercio. Sin embargo, Buenos Aires fue reconquistada por milicias de
voluntarios criollos, españoles y un cuerpo de Castas (lndios, Pardos y
Morenos). El gobernador ingles fue
alojado como prisionero en el Cabildo luego escapo disfrazado de paisano hasta
las costas de Buenos Aires, rumbo al Uruguay.
En febrero de 1807, una segunda expedición, más numerosa (diez mil
soldados ingleses) desembarca en Montevideo (base naval española) y prolonga la
ocupación durante ocho meses.(VER REPARTIDOS COMPLEMENTARIOS) Desde esa plaza
sitiada, los comerciantes pudieron ingresar mercaderías británicas al interior
del Virreinato. Los ingleses alcanzaron a vender artículos por un valor
superior al millón de libras esterlinas, lo que alentó las expectativas locales
en el libre comercio. El tesoro virreinal en metálico fue expuesto en Londres
para expresar el éxito de la operación británica. Se trataba del primer ensayo
de apertura a una nueva metrópoli económica. Pero el fallido intento de
incorporar Buenos Aires al imperio británico supuso un cambio de rumbo en la
estrategia británica, la cuestión ya no era procurar la conquista sino alentar
la independencia de Hispanoamérica.
La
invasión napoleónica a España y Portugal
España había
ingresado en la primera coalición contra Napoleón, pero la había abandonado en
1796, e inició a partir de ese momento una política de alianza con Francia. De
este modo se convierte en enemiga de Inglaterra, contra la que lucha en varias
oportunidades. Cuando en 1807 Portugal no cumple con el bloqueo continental
dispuesto por Napoleón, fue invadido por tropas francesas. Con el apoyo de
Inglaterra, la familia real portuguesa (los Braganza) huyen a Brasil, e
instalan la Corte en Río de Janeiro. En el aspecto comercial, se abolió el
monopolio y se permitió el libre comercio, medida muy favorable a Inglaterra
pero que derivaría en conflictos internos con los comerciantes criollos
brasileños.
Apenas
llegada la corte de Lisboa al territorio brasileño (a comienzos de 1808), la
Infanta Carlota Joaquina de Borbón (esposa del príncipe regente de Portugal y
hermana de Fernando VII) se dirigió al Cabildo de Buenos Aires. Apoyada por el
embajador inglés (Lord Strangford), tenía el propósito de poner bajo su
‛‛protección’‛ al Virreinato del Río dela Plata y evitar su caída bajo el
dominio de Napoleón. El rey español
Carlos ( a traves de su ministro Godoy) autorizó al emperador francés a cruzar
tropas por territorio español. Pero el pueblo español, temiendo por la
soberanía de su propio país, se sublevó y sustituyó a Carlos I por su hijo
Fernando VII (marzo de 1808, (motín de Aranjuez). Napoleón, que no acepta a
este monarca, urde un plan: lo convoca a una cita en Bayona "para su
reconocimiento", pero una vez allí lo obliga a abdicar en nombre de su
padre, quien cede los derechos de gobierno a Napoleón en lo que se denomina
‛‛la farsa de Bayona".
De este modo
José Bonaparte (hermano de Napoleón) es coronado como rey de España, jura ante
las Cortes y es reconocido por el Consejo de Castilla como José I Fernando VII
fue llevado como prisionero a Francia hasta fines de 1813 (de ahí que se lo
conociera como el ‛‛ rey cautivo"). Gran parte del pueblo español se
rebeló y comenzó a luchar en contra de la dominación francesa, rechazando al
rey ‛’intruso", al ‛‛usurpador francés‛’, tomando como bandera la
restitución de Fernando VII, el Rey legítimo, supuestamente liberal. Así se
formaron Juntas en todas las ciudades
españolas, y una junta superior Suprema en Sevilla. Al comenzar 1810 los ejércitos
franceses prácticamente dominaban todo el territorio español y caía la junta
Central. Esta situación fue la oportunidad de las colonias españolas en
América para iniciar la guerra por la independencia. En Cádiz Se había
instalado un Consejo de Regencia como autoridad de la resistencia española (que
no fue aceptado por muchos de los gobiernos revolucionarios americanos). En
noviembre de ese año se reunieron Cortes no estamentales (es decir, que no representaban a las clases
privilegiadas sino a la ciudadanía) que en 1812 lograron sancionar una
Constitución liberal. Entre 1810 y 1813 España es prácticamente el único pueblo
que combate a Napoleón, auxiliado por Inglaterra.
La
situación en el Río de la Plata hacia 1809
En Buenos
Aires, capital virreinal, comenzaron las dificultades económicas. ( VER
ANTECEDENTES EN REPARTIDO ARTIGUISMO) Su principal ingreso estaba constituido
por los impuestos recaudados en las zonas más ricas del Virreinato;
especialmente la plata altoperuana. El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros,
conociendo la nueva relación de España
con Inglaterra, estaba dispuesto a abrir
el Comercio con este país a fin de recaudar derechos de aduana, pero previendo
la oposición de los comerciantes monopolistas españoles prefirió hacer una
consulta a las instituciones más representativas de los intereses económicos en
el Río de la Plata. Finalmente, en 1809, Cisneros autorizo el tráfico legal con
los británicos, pero con ciertas restricciones que mantenían la posición de los comerciantes
españoles y criollos. El deterioro dela
situación política de los liberales en España era creciente. En diferentes
lugares se formaron grupos para analizar las posibilidades de tener un gobierno
propio, o pedir ayuda al extranjero.
Desde Río de Janeiro, la esposa del Rey, Carlota Joaquina Borbón, reclamó
sus derechos para gobernar el Virreinato del Río de La Plata en nombre de su
hermano. En un principio hubo rioplatenses que pensaron en apoyarla -dándole el
título de Regente e instaurando en
Buenos Aires una monarquía ilustrada y liberal.
Pero detrás de Carlota estaban los ingleses (Lord Strangford y Sir
Sidney-Smith, ) que le ofreció transportarla al Río de la Plata y ponerla al
frente de sus dominios. Este proyecto —denominado Carlotismo― fue
efímero: pronto decayó el entusiasmo por
esta idea puesto que no contaba con el apoyo general de la opinión pública y se
temía que los portugueses aprovecharan la oportunidad para dominar estas
tierras.
La
ruptura del lazo colonial
Después de
tres siglos de dominación imperial, a partir de la caída de la Junta Central de
Sevilla las colonias españolas iniciaron su lucha por la independencia en 1810,
que se extendió hasta 1824, con la batalla de Ayacucho y la caída del último
virrey español del Perú. Hacia el año 1800, según los censos de Lima y México,
la población hispanoamericana estaba compuesta por aproximadamente 3.000.000 de
blancos, -1.000.000 de mestizos, 1.200.000 negros y 7.000.000 indios (Chaunu,
1964). Encabezado por los sectores criollos blancos y por una minoría mestiza,
el proceso independentista fue diferente en las distintas regiones del imperio
español y no implicó al conjunto social hispanoamericano, sino a un sector que
necesitaba romper los lazos políticos con España, pero que ya estaba vinculado
con el poder económico en las colonias. Éste estaba constituido por los
criollos dedicados al comercio, propietarios de haciendas y profesionales que
sólo tenían acceso a puestos secundarios en la administración colonial.
Los
movimientos de independencia se extienden
por las colonias españolas entre
1810 a 1824. Comienza en la costa de Venezuela y en el Río de La Plata. Según
el historiador Tulio Halperín Donghi, la independencia política de
Latinoamérica fue el desenlace fatal del derrumbe de la metrópoli española: a
partir de 1795 el Imperio Colonial Hispánico se debilita por el dominio de Gran
Bretaña sobre el Atlántico, reafirmado por el triunfo inglés de Trafalgar en
1805, que separa progresivamente a España de sus colonias. Las Invasiones
Inglesas a Buenos Aires fueron expresión del debilitamiento del poder español.
Las guerras napoleónicas harían el resto.
La ruptura
del lazo colonial esta directamente relacionada con los procesos europeos, es
decir con la coyuntura internacional. Como reacción al colapso de la monarquía
española, surgieron en América movimientos urbanos en las capitales de las
colonias. En abril de 1810, un mes antes que en Buenos Aires, se forma una
junta en Caracas que envía representantes a Inglaterra, Simón Bolívar entre
otros y a Estados Unidos. Sin embargo, en cada región actuaron según sus
intereses. En Perú se palpaba el temor a la revolución social (estaban muy
frescos los recuerdos de la rebelión de Túpac Amaru), y esto hizo que la élite
criolla blanca de Lima se opusiera a la independencia y apoyara a España. De
modo que en el Virreinato del Perú no hubo una revolución local; por el
contrario, se convirtió en un baluarte realista y sólo pudo ser liberado por la
intervención de los ejércitos de José de San Martín y de Simón Bolívar recién
en 1823. También en México los sectores criollos se asustaron frente a la
movilización campesina de las masas mestizas y mulatas.
Tradicionalmente
se reconocen tres influencias decisivas para las revoluciones latinoamericanas:
• la
independencia de Estados Unidos (1776)
• la
Revolución francesa (1789), y
• la
Revolución haitiana (1791—1804).
Las
revoluciones americanas
Las noticias
de que se había disuelto la Junta Central de Sevilla en febrero de 1810, y de
que toda España había sido dominada por los franceses llegaron primero a
Venezuela. El poder que sostenía a sus máximas autoridades había caído. Pronto,
en abril, Francisco Miranda y Simón Bolívar impulsaron allí una junta de
Gobierno.
Cuando el 18
de mayo de 1810 los rioplatenses se enteraron de la caída el gobierno español, exigieron al virrey
español Baltasar Hidalgo de Cisnderos la convocatoria a un Cabildo Abierto en
Buenos Aires el 22 de mayo. En este los
sectores más liberales lograron sortear las dificultades interpuestas por los
conservadores —que preferían seguir gobernados por Cisneros y sus allegados- y
el 25 de mayo de 1810 se formó una Primera Junta. Presidida por el jefe del
Regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra, entre sus miembros se destacó la
presencia de abogados radicalizados como
Mariano Moreno, Juan José Castelli y Manuel Belgrano, cuya voluntad era
la de constituirse en gobierno independiente. La junta de Buenos Aires envió
expediciones armadas al resto de las regiones del Virreinato del Río de la
Plata con el fin de que las provincias no se resistieran al nuevo gobierno y
para luchar en contra de las posibles reacciones realistas, y solicitó el envío
de representantes de los cabildos del interior. De este modo, el gobierno Se
amplió a 22 miembros, por lo que se denomino Junta Grande. Dentro del interior
de las Provincias Unidas del Río de la Plata se instalo una doble lucha: una,
por el poder y la otra, por la independencia. La
primera se dirimió entre aquellos que pretendían centralizar el gobierno en
Buenos Aires, los que preferían un gobierno que tuviera más en cuenta los
intereses regionales y los que abiertamente optaban por un sistema federal (Artigas en la Banda Oriental).
En México,
la revolución, que comenzó invocando el nombre de Fernando Vll, no pretendía un
simple cambio de gobierno. El sacerdote Miguel Hidalgo movilizo a indios y
mestizos para que pusieran fin a los tributos y a su vida degradada por la
dominación colonial, exigiendo su independencia, la abolición de la esclavitud
y la devolución de las tierras a las comunidades indígenas. El 16 de septiembre
de 1811 con el denominado Grito de Dolores, Hidalgo comenzó la lucha. Miles de
personas se le unieron y tomaron las ciudades de Guanajuato y Guadalajara, pero
no solamente lucharon contra las tropas del gobierno sino que saquearon las
ciudades, ya que consideraban que esas riquezas eran fruto de su explotación.
El movimiento tuvo la adhesión de indígenas y mestizos, pero solo los criollos
mas revolucionarios los apoyaron. La mayoría del sector criollo se sumo al
bando realista para defender sus bienes: las tropas del virrey que enfrentaron
a Hidalgo eran en un 95% mexicanas. Mal preparados para la guerra, los
ejércitos campesinos no pudieron tomar la ciudad de México y fueron derrotados
una y otra vez por las tropas oficiales. Los lideres fueron ejecutados en julio
de 1811, pero su movimiento fue continuado por otro sacerdote, José Maria
Morelos, quien proclamo la independencia de México en 1813. Morelos trato de
ordenar a los revolucionarios: estableció un sistema de gobierno parlamentario,
e hizo reformas sociales como la abolición de la esclavitud, del sistema de
castas y del tributo. introdujo un impuesto a toda la población según sus
ingresos, repartió tierras entre los que las trabajaban, y redistribuyo las
posesiones de sus enemigos, los grandes propietarios. En 1814 el Congreso dicto
una Constitución. Sin embargo, pese a todos los esfuerzos, los realistas
derrotaron la revolución social campesina y fusilaron entre otros a su líder
Morelos en diciembre de 1815. Hubo que esperar hasta 1824 para que se
independizara totalmente de España.
En Chile,
una vez recibida la noticia de la revolución en Buenos Aires, comienza la
"Patria Vieja", con la formación de una junta Gubernativa. La
situación chilena se complico debido a las diferencias entre los dirigentes
populares Manuel Rodriguez, los hermanos
José Miguel, Juan José y Luis Carrera, y el liberal Bernardo O’Higgins.
Los realistas aprovecharon esta situación de enfrentamiento y desde Perú se
enviaron refuerzos para reprimirlos, por lo que los criollos fueron vencidos en
1814 en la batalla de Rancagua. Allí termina el periodo de "la Patria
Vieja" San Martín como gobernador de Cuyo pensaba pasar a Chile para colaborar con los
patriotas chilenos en la lucha por su liberación total de España; y desde allí
organizar una expedición al Virreinato del Perú (el centro de resistencia
realista más fuerte en Sudamérica), y desde esa posición dominar al Alto Perú
(hoy Bolivia). Utilizando la vía del Pacífico, proyectaba atacar el puerto de
El Callao en la costa peruana y luego entrar en Lima. No fue tan sencillo:
completar la gran obra de la independencia americana fue posible gracias a la
actuación del ejército de Bolívar, que venía triunfando de norte a Sur. San
Martín organizó con los oficiales chilenos y argentinos el cruce de los
Andes El ejército atravesó la
cordillera, por seis pasos diferentes para desorientar a los realistas., un
paso muy difícil, que San Martín describió como un : “Camino de cien leguas,
cruzado de eminencias escarpadas, desfiladeros, profundas angosturas, cortado
por cuatro cordilleras. Tal es el camino de Los Patos. Vencerlo ha sido un
triunfo”., los españoles no los esperaban por ese lado. El enfrentamiento se
produjo el 12 de febrero, y en él vencieron a los realistas con pocas bajas
criollas. Esta victoria les permitió obtener la artillería, el parque y el
armamento, además de 600 prisioneros y constituyó el comienzo de la liberación
de América. Como los patriotas en Chile estaban divididos entre partidarios de
losé Miguel Carrera y de Bernardo O’Higgins. San Martín y el Director Supremo
del Río de la Plata, Pueyrredón, optaron por apoyar a este último, que
garantizaba orden y recursos para asegurar la independencia chilena y hacer
factible la campaña al Perú. El 12 de febrero de 1818, para dar mayor aliento a
los pobladores en la lucha contra los realistas, proclamaron juntos la
Independencia de Chile. Pero los españoles
no estaban totalmente derrotados, refugiado en el sur, y fueron ayudados por
refuerzos del Perú. Sorprendieron y derrotaron a los patriotas en Cancha
Rayada, la causa criolla pareció perdida, pero rápidamente el ejército
argentino-chileno se reacomodó y venció cerca de Santiago de Chile, en Maipú, en abril de 1818.
El balance
de esta etapa emancipatoria fue bastante desalentador: ya mencionamos que la
revolución había sido sometida en México y sus lideres asesinados; Bolívar,
derrotado en Caracas, tuvo que exiliarse en Jamaica. Pero no abandono la lucha: ya en septiembre de
1815 dirigió desde la colonia británica
su conocida Carta de Jamaica donde afirmaba que el ansia de la
independencia se había adueñado de su país y que jamás América volvería a ser
española; que incluso Perú, la Fortaleza mas temible de los realistas, estaría
en algún momento en condiciones de conquistar
su libertad. En la misma carta sostenía que, aunque el sistema mas
deseable para gobernar seria el Federal , no estaban los pueblos
de Latinoamérica lo suficientemente unidos ni preparados para un sistema de
gobierno tan complejo y difícil, por o que proponía un sistema centralizado con
un Poder Ejecutivo fuerte. Proponía, entonces la presidencia vitalicia como
forma propicia para las condiciones latinoamericanas (este sistema se había
implementado en la republica de Haití), con un Senado también vitalicio. San
Martín, en cambio, sostuvo ideas monárquicas. La mayoría de los contemporáneos
no comprendieron la idea bolivariana de unir a América por objetivos comunes, aunque
fueran Estados independientes. Bolívar consideraba que solo de este modo se
garantizaba un equilibrio con las potencias mayores.
De Jamaica,
Bolívar pasó a Haití recibió colaboración para organizar con los exiliados una
expedición y continuar la lucha
independentista en Sudamérica; al mismo tiempo se comprometía a abolir la
esclavitud en el Virreinato de Nueva Granada.
Bolívar partió definitivamente para Venezuela en diciembre de 1816. La situación había
cambiado allí favorablemente para la causa patriota: los llaneros decepcionados
por los españoles a los que habían dado su apoyo anteriormente, se unieron,
a las fuerzas bolivarianas. En general, eran negros y mulatos, y se
sumaron a la lucha por la independencia porque Bolívar fue otorgando la emancipación
a los esclavos, ascendió a militares pardos y repartió las propiedades de los
enemigos entre los soldados y los oficiales. Una vez afianzado militarmente el
territorio, Bolívar convocó a un congreso en Angostura (hoy llamada Ciudad
Bolívar, puerto fluvial del Orinoco, en Venezuela) para organizar el régimen
republicano de gobierno y ganarse la confianza de patriotas civiles de
tendencia liberal constitucionalista. En Nueva Granada (Colombia), Francisco de
Paula Santander colaboró exitosamente con Bolívar. Tras la victoria de Boyacá,
en agosto de 1819, Bolívar pudo entrar en Bogotá, y luego el Congreso de
Angostura proclamó la unión de todos los territorios del antiguo virreinato de
Nueva Granada en una sola nación llamada Gran Colombia, compuesta por los
actuales Estados de Colombia, Panamá, Venezuela y luego, Ecuador.
Perú
y Bolivia
Chile,
independiente desde 1818, subvencionó varios años la expedición de San Martín
para lograr la independencia de Perú, la
lucha se prolongó y San Martín dejó de recibir recursos de los gobiernos de
Chile y del Río de la Plata. En 1820 partió del puerto chileno de Valparaíso
rumbo a la costa peruana; allí bloqueó el puerto del Callao tras lograr la
evacuación de los realistas en Lima, declaró la independencia de Perú en 1821.
Fue nombrado ‛‛Protector del Perú". Desde allí envió refuerzos a Ecuador, donde se unificaron las
dos campañas militares la bolivariana y la sanmartiniana. San Martín se reunió
con Bolívar en Guayaquil en 1823 En Peru, ciertas medidas —como el control a la
Iglesia la libertad para los futuros
hijos de esclavos, la abolición del
tributo y del trabajo forzoso de los indios habían enfrentado a San Martín con
la élite criolla de Lima. En cambio, por el norte, Simón Bolívar había obtenido
en 1821 la victoria de Carabobo, tras la cual proclamó una Constitución
Republicana férreamente centralista y
fue elegido primer presidente de la Gran Colombia. También en 1822 obtuvo la definitiva victoria
de Pichincha, que logró asegurar el norte de Perú para los criollos. Tras las
conferencias entre San Martín y Bolívar en Guayaquil, el primero se alejó del
escenario peruano. El Primer Congreso de Perú dictó una Constitución
republicana, representativa, popular y centralista en 1823. Pero continuaban
las amenazas españolas que fueron totalmente derrotadas por las fuerzas del
General Sucre en Ayacucho en 1824. En tanto en el Alto Peru (Bolivia) debía
decidirse su unión al Rio de la Plata o al Perú, o convertirse en una republica
independiente. La oligarquía local opto por esta ultima opción y en 1825, se
proclamo la independencia ,bajo el nombre de Republica Bolívar, que luego se
cambio a Bolivia como homenaje al Libertador.
DOCUMENTOS
El proyecto de Simón Bolívar
Carta de Jamaica: Kingston, 6 de septiembre de 1815
“Yo
deseo más que otro alguno ver formar en
América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que
por su libertad y gloria. Aunque aspiro a la perfección del gobierno de mi
patria, no puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea por el momento regido por
una gran república, como es imposible, no me atrevo a desearlo, y menos deseo
una monarquía universal de América,
porque este proyecto, sin ser útil, es también imposible (...)
Es una
idea grandiosa pretender formar de todo
el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre
sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una
religión debería, por consiguiente tener
un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de
formarse, mas no es posible, porque
climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la
América. ¡Qué bello seria que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el
de Corinto para los Griegos! Ojala que algún día tengamos la fortuna de
instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas,
reinos e imperios a tratar
Y discutir
sobre los altos intereses de la paz y de
la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo. Esta especie de
corporación podrá tener lugar época dichosa (...)
Yo diría Ud.
. lo que puede ponernos en actitud de expulsar a los españoles y de fundar un gobierno libre: es la Unión,
ciertamente; mas esta unión no nos vendra por prodigios divinos sino por
efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. La America esta encontrada entre
sí, porque se halla abandonada de todas las naciones, aislada en medio del
universo sin relaciones diplomáticas ni auxilios militares y combatida por la
España que posee más elementos para la guerra que cuantos nosotros furtivamente
podemos adquirir. (...) Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal
es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: Conservadores y reformistas.
Los primeros son, por lo comun, más numerosos, porque el imperio de la
costumbre produce el efecto de la
obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos
numerosos aunque más vehementes e ilustrados.‛‛
La Comunidad
británica en el Rio de La Plata (H.
Ferns )
.
Antes de la
revolución de 1810, vivían en el virreinato 124 súbditos británicos, que
desarrollan sus actividades Comerciales. Pero sus inversiones estaban
estrictamente limitadas. Además los barcos ingleses Sólo podían llevar sus
cargamentos de mercaderías hasta el puerto de Buenos Aires y ofrecer la salida
de los productos de exportación (cueros). “ El
almirante Cisneros, nombrado para suceder a Liniers como virrey en 1809,
recibió instrucciones de mantener los derechos exclusivos de los comerciantes
españoles, pero respondiendo a la presión de las circunstancias locales,
permitió el tráfico legal con los comerciantes británicos. Se dijo sin embargo
a éstos que su presencia en el país era solo transitoria. Se trabaron sus
actividades con muchas restricciones destinadas a mantener la posición de los
comerciantes españoles y nativos. Por ejemplo, los comerciantes británicos no
podían adquirir propiedades en el Virreinato. Tampoco se les permitía
establecer empresas comerciales (negocios). Los cargamentos solo podían
venderse a comerciantes españoles públicamente conocidos. Los marineros
británicos ni siquiera podían descargar barcos británicos. Todos los documentos
de los barcos debían depositarse en manos de las autoridades, hasta el momento
de hacerse de nuevo a la vela.
Extraido del
libro “Historia latinoamericana 1700 –
2005: Sociedades, culturas, procesos políticos y economicos” de Gallego Marisa, Eggers-Brass Teresa, Gil
Lozao Fernanda Pags. 67 a 97 (Material
reelaborado para uso exclusivo de Alumnos)
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